No se podría contar la historia de Glencore sin hablar de Iván Glasenberg. Con fama de ejecutivo despiadado, se ha convertido en una de las personas más ricas del mundo.
Nadie lo diría cuando nació en Johanesburgo en 1957.
Del Atletismo al Carbón
Su futuro comenzó a labrarse en el deporte. Competía en Marcha Olímpica y su sueño era participar en los Juegos Olímpicos de 1984 pero todos los atletas sudafricanos fueron vetados.
Se había graduado de contabilidad y se fue a estudiar a los Estados Unidos luego de realizar el servicio militar.
En el año que debería estar compitiendo bajo los aros olímpicos se unió a la empresa de un gigante Marc Rich + Co en sus oficinas de Sudáfrica. Su primera misión fue ayudar al país a eludir al embargo de petróleo por el régimen del apartheid.
El negocio era sencillo Sudáfrica vendía el carbón a la empresa y a cambio recibía petróleo a precios elevados.
Glasenberg se convirtió quizás en la persona que mejor se manejaba dentro de la industria del carbón y su carrera fue meteórica. Se mudó a Australia y luego a Hong Kong. Seis años después lideraría la división de Marc Rich de carbón.
El Ascenso de Glasenberg en Glencore
En la guerra que creó Glencore, no tomó partido y cuando Strothotte se hizo con el control de la nueva compañía fue nombrado como uno de los 12 directores que le darían el golpe definitivo a Marc Rich.
Glasenberg lo tenía todo para triunfar: era joven, trabajaba decenas de horas por día y tenía el respeto de todos los que trabajaba.
En 2002 llegó el momento que estaba esperando. La sucesión al frente de Glencore le dio todo el poder. Fue uno de los primeros en ver el potencial que tenía China y aprovecharse del desmoronamiento del campo socialista.
Glencore se convirtió en el principal mayorista de carbón del mundo y la compra de empresas mineras por todo el globo, le comenzó a situar como un actor relevante no solo en el comercio de materias primas sino en la producción.
En 2012 lideraría la salida a bolsa que convertiría en millonarios a más de 300 de sus empleados y ganaría la guerra contra su filial rebelde Xstrata.
Hoy Glasenberg es una de las 200 personas más ricas del mundo y en 2021 se retiró como CEO de Glencore.