Vamos con la segunda parte de mis notas sobre el libro de Morgan Housel “Psicología del Dinero”.
Puede que con ambos artículos pienses que no es necesario leer el libro, pero si valoras mi opinión te diría que hagas todo lo contrario.
Leer sobre psicología, sesgos al invertir a veces es un tostón pero hay algunos elegidos que pueden conectar contigo por la forma que escriben y porque no intentan aleccionar sino que reflexiones.
Sin más dilación te comparto mis apuntes
Tu éxito como inversor estará determinado por cómo respondas a los breves instantes de terror, no a los años yendo con el piloto automático.
Una buena definición de un genio en inversión es el hombre o la mujer capaces de actuar con normalidad cuando todas las personas a su alrededor se están volviendo locas.
Nadie toma buenas decisiones todo el tiempo.
Las personas más impresionantes están repletas de ideas horrendas que a menudo las llevan a actuar.
Más que el salario. Más que el tamaño de tu casa. Más que el prestigio de tu trabajo. Tener el control para hacer lo que quieras, cuando quieras, con quien tú quieras es la variable dentro del estilo de vida que hace más feliz a la gente.
El mayor valor intrínseco que tiene el dinero —no hay que subestimarlo— es su capacidad de darnos control sobre nuestro tiempo; para lograr, poco a poco, un nivel de independencia y autonomía que proviene de activos no gastados que te dan un mayor control sobre lo que puedes hacer y cuándo puedes hacerlo.
En comparación con las generaciones anteriores, ha disminuido el control de nuestro tiempo.
Y, ya que controlar nuestro tiempo es un factor tan clave para ser feliz, no debería sorprendernos que la gente no se sienta muy feliz, aunque, de media, seamos más ricos que nunca
Tus hijos no quieren tu dinero (o lo que puedas comprar con él) ni de lejos tanto como te quieren a ti. Concretamente, te quieren tener a su lado.
Controlar tu tiempo es el mayor dividendo que reporta el dinero
Tal vez pienses que quieres un coche caro, un reloj de lujo o una casa enorme. Pero ya te lo digo yo: no es eso lo que quieres.
Lo que quieres es que los demás te respeten y te admiren; y piensas que teniendo cosas caras lo vas a conseguir.
Esto casi nunca sirve, sobre todo de aquellas personas que tú quieres que te respeten y admiren.
Gastar dinero para demostrar a la gente cuánto dinero tienes es la forma más rápida de tener menos dinero.
Alguien al que ves conduciendo un coche de 100.000 dólares puede ser rico. Pero el único dato que tienes sobre su riqueza es que tiene 100.000 dólares menos de los que tenía antes de comprar el vehículo (o una deuda de 100.000 dólares).
Riqueza son los coches que uno no adquirió. Los diamantes que uno no se compró. Los relojes que uno no lleva, las prendas a las que se ha renunciado y los asientos en primera clase que uno se ha ahorrado.
Riqueza son los activos financieros que aún no se han convertido en cosas que se ven.
El mundo está lleno de gente que parece humilde, pero que en realidad es rica, y de gente que parece rica, pero que vive al borde de la insolvencia.
Recuerda esto cuando juzgues, sin pensar, el éxito de los demás y al marcarte tus propios objetivos.
Superado un cierto nivel de ingresos, lo que necesitas es sencillamente lo que está por debajo de tu ego.
El valor de la riqueza es relativo a lo que necesitas
La posibilidad de hacer lo que quieras, cuando quieras, durante todo el tiempo que quieras, tiene una rentabilidad infinita.
La capacidad de gastar de la gente está más en sus manos de lo que podrían pensar.
No tienes por qué tener un motivo concreto para ahorrar
Si tienes flexibilidad, puedes esperar a que lleguen buenas oportunidades, tanto en tu vida profesional como para tus inversiones.
La probabilidad histórica de ganar dinero en los mercados de Estados Unidos es de un 50 % en periodos de un día, de un 68 % en periodos de un año, de un 88 % en periodos de diez años y (hasta la fecha) de un 100 % en periodos de veinte años.
Cualquier cosa que evite que abandones la partida tiene una ventaja cuantificable.
La negociación intradía y la elección de acciones individuales no es un proceso racional para la mayoría de los inversores; hay una gran probabilidad de fracasar.
Pero tanto lo uno como lo otro son acciones razonables en pequeñas cantidades si satisfacen tu prurito de apostar y así dejas en paz el resto de tus inversiones más diversificadas.
La historia es el estudio del cambio; irónicamente, no obstante, se usa como un mapa del futuro.
Continuamente pasan cosas que no habían ocurrido nunca
Una trampa en la que caen muchos inversores es lo que yo llamo la falacia de «ver a los historiadores como profetas»: consiste en fiarse demasiado de los datos del pasado y verlos como un indicio de condiciones futuras en un ámbito en el que la innovación y el cambio son la savia del progreso.
No deberíamos usar las sorpresas pasadas como guía de los límites del futuro, sino que las sorpresas pasadas deberían llevarnos a admitir que no tenemos ni idea de lo que podría ocurrir en el futuro
La parte más importante de cualquier plan es planificar para cuando el plan no vaya según lo planificado.
Las hojas de cálculo son buenas para decir cuándo salen las cuentas o no. Pero no sirven para simular cómo te sentirás cuando acuestes a tus hijos por la noche mientras te preguntas si las decisiones de inversión que has tomado fueron un error que los perjudicará en el futuro.
El peligro es que la mayor parte de las veces el optimismo racional esconde la probabilidad de terminar arruinado en algún momento.
Aceptar la idea de que los objetivos financieros establecidos cuando eras una persona distinta deberían abandonarse sin compasión en lugar de mantenerlos con vida artificialmente e irlos arrastrando puede ser una buena estrategia para minimizar los remordimientos futuros
Invertir con éxito exige un precio.
Pero su moneda no son dólares ni centavos. Su precio entraña volatilidad, miedo, dudas, incertidumbre y remordimientos, todo lo cual es fácil pasar por alto hasta que lo estás gestionando en tiempo real.
Cualquier tarea parece fácil cuando no eres tú quien la lleva a cabo.
El truco está en convencerte de que la tarifa del mercado merece la pena. Esa es la única forma de encarar debidamente la volatilidad y la incertidumbre: no solo tolerándola, sino percatándote de que es una tarifa de entrada que vale la pena pagar.
No hay garantía de que merecerá la pena. En Disneyland a veces llueve.
Pero, si ves la tarifa de entrada como una multa, nunca vas a disfrutar de la magia. Descubre cuál es el precio y luego págalo.
Guárdate de seguir los ejemplos financieros de personas que juegan a un juego distinto del tuyo.
Las burbujas causan estragos cuándo inversores a largo plazo que están jugando a lo suyo empiezan a seguir el ejemplo de unos operadores a corto plazo que juegan a otra cosa.
El optimismo suena a un argumento comercial. El pesimismo, por el contrario, suena a alguien que intenta ayudarte.
El progreso tiene lugar demasiado despacio para que nos demos cuenta, pero los contratiempos suceden demasiado deprisa para que los ignoremos
Cuanto más desees que algo sea verdad, mayor será la probabilidad de que te creas un relato que sobrevalore la probabilidad de que sea verdad.
Dale a la gente la posibilidad de invertir junto al «próximo Warren Buffett» y se lo creerán con tanta fe que millones de personas pondrán los ahorros de su vida en eso.
Cuanto mayor es la brecha entre lo que quieres que sea verdad y lo que necesitas que sea verdad para obtener un resultado aceptable, más te estás protegiendo para no caer víctima de una ficción financiera tentador.
Todos tenemos una visión incompleta del mundo. Pero nos creamos un relato completo para llenar las lagunas.
Necesitamos creer que vivimos en un mundo predecible y controlable, así que acudimos a personas que nos parecen autorizadas que prometen satisfacer esta necesidad.
Esfuérzate todo lo que puedas para ser humilde cuando las cosas vayan bien y clemente/compasivo cuando vayan mal.
La riqueza se crea descartando lo que podrías comprar hoy para tener más cosas o más opciones en el futuro.
Da igual cuánto ganes, nunca vas a acumular riqueza a menos que sepas poner coto a lo mucho que te diviertes con el dinero que tienes ahora mismo.
Independencia no significa dejar de trabajar. Significa que solamente llevarás a cabo el trabajo que te guste, con la gente que quieras, en los momentos que desees y durante el tiempo que te apetezca.
Esta newsletter es posible gracias al apoyo de:
Invitación de Salud Financiera a Indexa Capital: abre una cartera de fondos de inversión sin comisiones de gestión sobre los primeros 15.000 € durante el primer año.
Mil gracias
Unos de los mejores libros que he leído de finanzas, junto al tuyo claro 😂