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Siempre he dicho que conocerse a uno mismo, es de las cosas más difíciles que hay en la vida.
Sin embargo muchos creen que respondiendo unas pocas preguntas de un test podrás encontrar tu media naranja y también tu perfil de riesgo al invertir.
¿Sino tengo claro que es el riesgo, como voy a saber mi respuesta o mi comportamiento ante el mismo?
No tengo dudas, de que la primera causa de agobio financiero es tener una cartera de inversiones que no encaja con lo que realmente buscamos y no con lo que nuestra ambición nos hace elegir.
No tengo dudas, de que la principal causa de divorcio con tu asesor financiero es descubrir que tu cartera no es tan conservadora como tú creías cuando vienen mal dadas.
Pero en muchos casos no es culpa del asesor, del roboadvisor o del influencer de turno al que le copiaste la cartera.
La culpa es de nosotros por no dedicarnos tiempo a entender que queremos de nuestro dinero y que riesgo estamos dispuestos a asumir.
Una verdad incómoda
La mayoría de personas no se harán millonarias invirtiendo.
Así de claro y sin rodeos.
Una vez que le quitas esa responsabilidad a tu cartera de inversión puedes evitar la búsqueda del pelotazo, el FOMO y la avaricia que todos en algún momento tenemos cuando descubrimos las ventajas de invertir.
Entonces sino invertimos para hacernos ricos, ¿Para qué invertimos?
La respuesta aquí es muy personal.
En mi caso diría que invierto para hacer crecer los ahorros de mi familia por encima de lo que crece la inflación.
Como objetivo secundario busco que el crecimiento del patrimonio permita que la rentabilidad de las inversiones supere a mi capacidad de ahorro y pueda componerse a largo plazo a una tasa cercana a la rentabilidad global del mercado.
Asumo que, para conseguir esto último tendré que subirme a la montaña rusa de la renta variable, pero conmigo no suben todos los ahorros familiares.
Hay una parte que se irá a atracciones de menos adrenalina.
Se lo puede pasar uno bien en Portaventura sin subirse a Shambala.
Es cierto, que esto último me ha costado asumirlo, pero con el tiempo he ido viendo el impacto que tiene en la psicología los momentos de caída en los mercados.
Y he aprendido que se duerme mucho mejor con un fondo de emergencia y con activos que se mantienen en verde cuando todo está rojo, que con grandes ganancias que se esfuman de la noche a la mañana.
Para alguien con objetivos financieros a corto-medio plazo una caída duele el doble que una subida de similar envergadura.
Si tienes 100.000€ una subida del 10% no te va a permitir comprarte una casa mucho mejor de la que tienes marcada en Idealista, pero una caída del 10% puede significar tener que aceptar hipotecas con miles de euros adicionales en intereses para poder comprarte lo que buscabas.
Si tu horizonte es de largo plazo, mi mejor consejo es que te busques un amigo/pareja, que comparta tu horizonte temporal y estilo de inversión.
Algunos lo encuentran en los foros, en Telegram o en el bar.
Pero su papel es muy importante para no perder el rumbo u olvidarte de donde está tu meta.
El peor enemigo del inversor a largo plazo, es uno mismo y su capacidad de asumir que tener la cartera en negativo no implica que seas un mal inversor.
Tener que asumir que siempre habrá un fondo, ETF u activo que suba y que tu no tienes en cartera y que no tienes porque añadirlo.
Tener que asumir que aunque duela o no apetezca meter más dinero en ese momento, es lo que toca.
Tener que asumir que no puedes pensar en esperar a que pare de caer o que todo se tranquilice para volver a invertir.
Una reflexión a tiempo
Si no logras hacerlo, no pasa nada tampoco, cuando pase la tormenta es el momento de la reflexión.
Es más valiente e inteligente asumir errores en tu perfil de riesgo cuando todo sube que cuando todo cae.
Si en la última caída lo pasaste muy mal y ahora estas salvando los muebles, es el momento ideal para replantearte si de verdad quieres llegar primero o te conformas con simplemente llegar a tu destino.
No tienes que correr los 42 km y 195 metros en menos de 3 horas para disfrutar o sentirte realizado en la maratón o en la línea de meta.
Quizás hay más felicidad en los que llegan con el coche escoba que los que llegan haciendo 2:15-2:20.
La tentación de pensar lo contrario hace que siempre seamos infelices porque sabemos que hay alguien o algo más adelante con un “resultado mejor”.
Las redes sociales pueden hacerte creer que siempre hay algo que mejorar o alguien a quien imitar, pero recuerda que en el éxito solo estás viendo una cara de la moneda.
El componente de trabajo y de suerte que llevan un resultado extraordinario está oculto esperando que nadie pregunte por él.
Si dedicásemos el 1% del tiempo que dedicamos a conocer el día a día de otros a conocernos a nosotros mismos mejor nos iría.
Yo tendría menos tráfico, menos libros y cursos vendidos pero seguro que ganaría una audiencia que no se decepcionaría por no encontrar en estas líneas o podcast el clickbait nuestro de cada día anunciando qué comprar o qué vender.
Quizás si salieras de tu cuerpo y el día a día descubrirías como la industria está montada para que asumas más riesgo del que tú necesitas para conseguir tus objetivos.
El broker, el asesor, el gurú que te vende una suscripción necesitan que creas que en el market timing, en el apalancamiento directo o indirecto o en alguna inversión alternativa está la clave para conseguir lo que buscas.
Si va bien ellos quedan como genios, si va mal, “es el mercado amigo”.
Los mercados alcistas son como esa carretera recién asfaltada, sin baches, sin tráfico y sin radares.
Toda una invitación a ir más rápido y menos preocupado.
Normalmente más adelante, los sueños hechos añicos de otro inversor, perdón conductor, nos recuerdan que lo que de verdad nos importa es llegar.
No por ir más rápido llegaremos antes, pero esto lamentablemente solo lo aprendemos con el tiempo.
Nunca es tarde para invertir tiempo en ti mismo y en tu relación con el dinero y con tus inversiones.
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Excelente artículo ,bien fundamentado y una clase magistral para los que llevan poco en el mercado.
Continuamente oigo hablar del largo, medio y corto plazo, ¿podías definirme que se considera cada uno de estos plazos?...gracias Luis Ángel